Mal ordenamiento territorial y gestión de riesgo agudizaron desastre causado por Río Turrialba

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

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Edificaciones construidas en la zona de inundación fueron afectadas por la crecida del río. Foto cortesía Adolfo Quesada.

Edificaciones construidas en la zona de inundación fueron afectadas por la crecida del río. Foto cortesía Adolfo Quesada.

  • Investigador en geomorfología y riesgo asegura que los gobernantes usan al cambio climático como excusa para eximirse de las responsabilidades que les corresponden en gestionar el riesgo ante los eventos climáticos

Un correcto ordenamiento territorial que contemple amenazas naturales, así como una oportuna gestión del riesgo pudieron mitigar la magnitud del desastre ocurrido en Turrialba la semana pasada, afirma el investigador Adolfo Quesada, de la Escuela de Geografía de la UCR.

Quesada, que es especialista en geomorfología y cambio climático, visitó la zona donde ocurrieron las inundaciones la semana pasada y pudo observar que  las mayores afectaciones se dieron porque las casas, negocios y oficinas estaban en lo que se conoce como la llanura de inundación, es decir, en un área en la que es previsible que el río se crezca.

Si bien afirma que el evento climático fue extraordinario, Quesada considera que se cuenta con herramientas suficientes para determinar las posibles zonas de afectación y actuar en consecuencia, no permitiendo las construcciones en la zona que puede verse afectada por inundaciones de esta magnitud, aunque estas ocurran cada cien años.

«Los ríos muy caudalosos tienen una llanura de inundación, que es donde se abren y que es esperable que se inunde, no sabemos cada cuánto pero se sabe que puede pasar» , explicó indicando que a diferencia de un terremoto, que no es posible calcular al área que puede afectar, en el caso de inundaciones, como estas dependen de los ríos siempre es posible calcular el alcance y registrarlo en un mapa de riesgos que guíe un plan regulador.

El especialistas explicó que para gestionar los eventos naturales se deben contemplar las amenazas (la posibilidad de que un evento ocurra), la exposición (que es la presencia de población en la zona amenazada) y las condiciones de vulnerabilidad de esa población.

«En este caso había una amenaza media, pero muy alta exposición de la población y una vulnerabilidad enorme, incluyendo la institucional que hace que la gente, aún después de un evento, no deje de exponerse», comentó y agregó que un desastre como este evidencia los errores que se han cometido a lo largo del tiempo, tanto en lo individual como en lo colectivo.

Quesada indicó que según pudo observar, el mayor daño lo causó el Río Turrialba, pues la inundación provocada por el Río Colorado ya es usual, además de que el cauce ha sido intervenido y la población sabe responder.

En cambio, dijo, hace tanto tiempo que el Turrialba no llenaba toda su llanura de inundación, que la gente y las autoridades lo olvidaron y construyeron casas, negocios y hasta oficinas institucionales dentro de sus márgenes. «Pero sí era previsible y se podía mitigar», indicó.

En el barrio La Margoth, por ejemplo, comentó que la gente le señaló la ubicación de construcciones y cercas que perdieron, que estaban ya dentro de la llanura y cuya afectación podía preverse. «Pero se dieron permisos de construcción en esas zonas, donde no se debió», dijo.

Quesada lamentó que en el país buena parte de la administración territorial se hace guiada por los intereses políticos y no por la ciencia. «No es popular hacer un plan regulador y cumplirlo, negar permisos y demás, pero es necesario y salva vidas».

El investigador agregó que, especialmente en un contexto de cambio climático, el país necesita una ley de ordenamiento territorial que justamente obligue a los gobiernos locales a diseñar y aplicar apropiadamente planes reguladores y mapas de riesgo y que permita sentar responsabilidades cuando se autorizan construcciones en zonas vulnerables a desastres.

Si bien aún es imposible afirmar o descartar el vínculo del evento en Turrialba con el cambio climático, el especialista señaló que este fenómeno no debe servir de excusa para que las autoridades no hagan su parte en la gestión del riesgo.

«Los gobernantes ha usado el cambio climático para eximirse de sus responsabilidades de gestionar el territorio y el riesgo, de aplicar medidas de adaptación. Cuando hay desastres dicen que hay cambio climático y se olvidan que hay mucho que hacer en prevención sobre todo a nivel local», indicó.

Con el cambio climático, dijo, eventos fuertes cada vez van a pasar más y «hay que adaptarnos y eso implica hacer los esfuerzos correspondientes en prevención, ya lo tenemos encima», concluyó.

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Julio, 2021

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